Reflexión 3. Siete medidas para mejorar la Educación en España
1. Conseguir un gran pacto educativo. En este punto se toma como referencia un Instituto de Valladolid, que supera en los informes PISA la media de algunos de los países con mejores valoraciones en este estudio. Es evidente que se debería tomar como ejemplo el funcionamiento de estos centros a la hora de establecer pautas o realizar cambios en el sistema educativo, sin embargo no pienso que sea sólo cuestión de reformar leyes o de imponer ciertos métodos, ya que si no el problema se habría resuelto hace mucho. En mi opinión, el primer gran paso hacia una educación equitativa y de calidad, es la implicación del profesorado en su profesión, creo que una parte fundamental del fracaso escolar está condicionado por el conformismo de una gran parte del funcionariado, que pasa por sus respectivas aulas de forma impersonal, tachando tareas que deben hacer en su día a día, en lugar de sumergirse de lleno en el aprendizaje constante y colaborativo que implica la enseñanza.
2. Mejorar la motivación. En este caso se pone como ejemplo a César Bona, profesor de primaria nominado al Global Teacher Prize, un ejemplo del tipo de docente en quien me gustaría convertirme. ¿Cómo podemos conseguir mejorar la motivación del alumnado? Haciendo que se sientan importantes. Es posible conseguirlo, sólo se necesita empatía, atención y ganas de transmitir. Tradicionalmente la figura del docente estaba muy por encima del nivel de los alumnos, y es posible que se les motivase con otros métodos, sin embargo los resultados demuestran que hay que reinventarse, y creo muy posible que esta sea una de las pautas a seguir. Es complicado, teniendo en cuenta el ratio de alumnos por profesor, pero debemos hacer un esfuerzo para conseguirlo, ya que la motivación es la base del resultado final del proceso de aprendizaje.
3. Familia más presente en la escuela. Este punto me parece complicado debido a que no depende de la institución educativa como tal, que por supuesto debe brindar la oportunidad de que la familia se involucre más en el proceso de enseñanza, si no principalmente de la familia en sí. Hemos comentado en clase en varias ocasiones que las familias más participativas son precisamente en las que la necesidad de participación es menor, pero no dejan de ser actividades voluntarias, y hay familias que no tienen demasiado tiempo o que directamente no ven en estas actividades la importancia que puedan tener. ¿Cómo podemos luchar contra esos prejuicios? Se me ocurre que en la reunión de principio de curso, el profesor puede proponer alguna dinámica que tenga como objetivo que los padres reflexionen sobre el tema, o la creación de un blog al que sólo accedan los padres y el profesorado, en el que se comenten cuestiones educativas y se propongan dinámicas para que el centro y las familias colaboren. Sea como sea, la cuestión está en tener iniciativa y fomentar un ambiente de cercanía y colaboración.
4. Mayor inversión en educación. Respecto a esta cuestión, considero que siempre un apoyo económico es un buen comienzo, sin embargo me parece que la clave del resultado está realmente en la gestión. ¿Dónde se va a invertir ese capital? Ya que dependiendo de la respuesta, esa inversión puede ser enormemente positiva o convertirse en una gestión irrelevante. En mi opinión, esta inversión debería estar enfocada a mejorar la calidad educativa y a conseguir alcanzar esa igualdad de oportunidades que tanto se comenta y que no llega a formarse; para conseguirlo pienso que deberíamos invertir fundamentalmente en mejorar un gran número de centros escolares con bajos recursos e infraestructuras deficientes, y en doblar el profesorado o conseguir profesores de apoyo para de esta forma bajar la ratio y alcanzar una educación más personalizada en la que podamos prestar más atención a las individualidades de cada alumno.
5. Mejorar la formación y valoración social del profesorado. Llegamos quizás al punto más conflictivo, por varios motivos. Por un lado, ¿qué es mejorar la formación del profesorado? Desde mi punto de vista, se debería implementar la formación práctica que recibimos los docentes, y no me refiero a que se alargue el periodo de prácticas, si no más bien a que la formación teórica se enfoque a casos prácticos, aprender a diseñar programaciones innovadoras, a resolver diversos conflictos, a interpretar una figura mediadora en los mismos... en definitiva, a la adquisición de competencias que realmente nos habiliten para ejercer la profesión, no un mero título que se consigue reflejando conocimientos teóricos que muy posiblemente olvidemos por el camino. Por otra parte, se puede entender la mejora de la formación docente como la imposición de una formación continua, dado que la realidad es que aunque los propios docentes conocen la importancia de dicho proceso, una buena parte de los mismos se desentiende más allá de lo estrictamente necesario. El día que se consigan ambas cosas, en mi opinión, la educación en nuestro país mejorará enormemente, y de esa manera se alcanzará ese reconocimiento social tan ansiado.
6. Cultura del esfuerzo. En mi opinión, este aspecto es importante, ya que de forma transversal, al inculcar este valor, estamos preparando para la vida fuera de la escuela, y también más allá de la etapa de formación académica. Actualmente vivimos en una sociedad en la que los niños tienen prácticamente todo lo que quieren, además el auge de las redes sociales y de los llamados influencers. Me parece relevante incidir en esto dado que existen influencers de edades tan tempranas como 3 o 4 años, lo que implica que desde muy pequeños, nuestros alumnos tendrán ejemplos de todas las edades de personas que tienen mucho éxito, ganan sumas considerables de dinero, y además obtienen juguetes y/u otros objetos como regalos publicitarios de diversas marcas. El mensaje que se transmite a nuestros alumnos es que las cosas no son difíciles de conseguir, que no hay que esforzarse tanto, mensaje que choca completamente con el discurso de la familia y el profesorado. Debemos buscar la manera de buscar influencers alternativos, científicos, historiadores, astrólogos, pedagogos... figuras que han tenido éxito y relevancia en la historia, los cuales podamos relacionar con sus intereses actuales.
7. Orientar hacia el empleo. Entiendo que debemos enfocar la educación siguiendo las necesidades socioeconomicas de cada momento, sin embargo debemos elegir una especialidad en la que formarnos a una edad en la que la mayoría actúa por inercia, especialmente porque no se suele explicar con precisión en qué consiste cada carrera o ciclo de formación profesional, ni en qué consiste la profesión en sí que en principio están eligiendo. Existen las jornadas de puertas abiertas en este sentido, pero creo que sería mucho más productivo contar con padres, hermanos, o exalumnos, y que cada centro organice su propia jornada en la que se resuelvan las dudas de los alumnos y puedan elegir con más propiedad.
Las medidas propuestas sin duda son relevantes y puede que decisivas, sin embargo, desde el papel del profesor debemos facilitar la aplicación de estas ideas y, haciendo referencia a la imagen inicial, llevar siempre en nuestro maletín herramientas como una actitud proactiva, empatía, interés, ganas, cercanía, espontaneidad e innovación.
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