Reflexión 16. El Fracaso Escolar en el Sistema Educativo Español
En varias ocasiones se ha incidido sobre la problemática de esta cuestión. El fracaso escolar se considera uno de los principales problemas del sistema educativo español debido a las numerosas consecuencias que conlleva.
Por un lado, fomenta una sensación de inutilidad o de no valía en el individuo, lo que deriva en muchos casos en un abandono temprano de la formación académica. Esto limita de forma significativa las posibilidades futuras de desarrollo labora, lo cual, de forma indirecta, genera al estado unos costes económicos sustanciales, como se ha comentado en clase.
Por otro lado, en relación con la cuestión anterior, la ausencia de una educación inclusiva real no hace más que avivar las llamas del fracaso escolar. La falta de una educación basada en el aprendizaje, con el docente como apoyo y no como autoridad, en la línea de las ideas de Ángel Pérez, o la perduración en el tiempo de metodologías tradicionales, en las que el profesorado reproduce año tras año los mismos contenidos sin adaptarlos a la realidad de cada aula, impidiendo además que sea el propio alumno quien estructure y marque sus propios ritmos, sólo contribuye de forma inequívoca a perjudicar a todos aquellos estudiantes que no encajen con esta escuela de talla única.
Asimismo, como encontramos en los apuntes de la asignatura, existen otros factores que propician el mantenimiento del fracaso escolar. Uno de ellos es la visión por parte de ciertos sectores sociales hacia el mismo, los cuales defienden que el motivo principal de este hecho es la falta de esfuerzo por parte de algunos alumnos; esta idea, por una parte niega la problemática del fracaso escolar, convirtiéndolo en algo que depende únicamente del alumno, y además, contribuye a la perpetuación del modelo de repetición de cursos de aquellos alumnos con mayores dificultades, tanto socioeconómicas cómo educativas, entendiendo estas últimas como una diferencia en ritmos y formas de aprendizaje del individuo más que en una dificultad real.
Parece evidente señalar a la figura del profesorado, en este caso, como culpable de todas estas carencias en la forma de enseñar, bien es cierto que gozan de cierta autonomía en el aula; sin embargo, desde mi punto de vista, dicha responsabilidad recae aún más sobre los centros, quienes deberían orquestar el funcionamiento no sólo administrativo si no también educativo.
El Proyecto Educativo del Centro es un documento en el cuál se recogen el contexto, organización administrativa, horarios, valores y principios de la escuela o instituto, entre muchos otros. Depende únicamente del centro educativo dar forma a dicho documento y velar por su aplicación práctica, lo cual se realiza, aunque por lo general, el Proyecto Educativo del Centro recoge metodologías principios y valores que pretenden definir al centro educativo pero que nadie se esfuerza por aplicar. Creo firmemente que esta cuestión debiera ponerse sobre la mesa, de manera que los centros dirijan al conjunto del equipo educativo para que dichas metodologías, principios y valores que se promulgan, se traduzcan a la realidad de las aulas.
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